viernes, 4 de enero de 2013

Oda a la vida- Pablo Neruda


La noche entera

con un hacha
me ha golpeado el dolor,
pero el sueño
pasó lavando como un agua oscura
piedras ensangrentadas.
Hoy de nuevo estoy vivo.
De nuevo
te levanto,
vida,
sobre mis hombros.



Oh vida, copa clara,
de pronto
te llenas
de agua sucia,
de vino muerto,
de agonía, de pérdidas,
de sobrecogedoras telarañas,
y muchos creen
que ese color de infierno
guardarás para siempre.



No es cierto.



Pasa una noche lenta,
pasa un solo minuto
y todo cambia.
Se llena
de transparencia
la copa de la vida.
El trabajo espacioso
nos espera.
De un solo golpe nacen las palomas.
Se establece la luz sobre la tierra.



Vida, los pobres
poetas
te creyeron amarga,
no salieron contigo
de la cama
con el viento del mundo.



Recibieron los golpes
sin buscarte,
se barrenaron
un agujero negro
y fueron sumergiéndose
en el luto
de un pozo solitario.



No es verdad, vida,
eres
bella
como la que yo amo
y entre los senos tienes
olor a menta.



Vida,
eres
una máquina plena,
felicidad, sonido
de tormenta, ternura
de aceite delicado.



Vida,
eres como una viña:
atesoras la luz y la repartes
transformada en racimo.



el que de ti reniega
que espere
un minuto, una noche,
un año corto o largo,
que salga
de su soledad mentirosa,
que indague y luche, junte
sus manos a otras manos,
que no adopte ni halague
a la desdicha,
que la rechace dándole
forma de muro,
como a la piedra los picapedreros,
que corte la desdicha
y se haga con ella
pantalones.
La vida nos espera
a todos
los que amamos
el salvaje
olor a mar y menta
que tiene entre los senos.

Poemas de la vida


Lvida y la muerte son, en definitiva, dos caras de la misma moneda. La existencia humana implica la presencia de ambas. Y si ayer nos referíamos a los poemas de muerte, hoy llega el turno de los poemas de la vida.
Poemas de la vidaAlguien dijo que la vida es aquello que nos pasa mientras estamos distraídos en otras cuestiones. Lo cierto es que la vida es todolos que nos ocurre, desde el día en que nacimos hasta el segundo preciso en el que dejamos de respirar. Sin embargo, la frase hace referencia a algo que es muy común, sobre todo en épocas de vorágine como las actuales: las obligaciones y preocupaciones cotidianas no dejan tiempo ni espacio para ocuparnos de lo que verdaderamente nos interesa y disfrutamos.
Solemos relegar a los amigos por falta de tiempo, distanciarnos de la familia por culpa del trabajo y olvidarnos de la recreación por infinitos motivos. La vida se transforma a veces en supervivencia. Podemos preguntarnos qué hemos hecho hoy que realmente nos haya llenado el alma… y pasar varios minutos en silencio.
Por eso es importante rescatar el valor de las pequeñas cosas y de los detalles minúsculos que forman nuestra vida diaria, para aprender a disfrutarlos. Tenemos que saber hacernos dueños de nuestras propias vidas, y esto no quiere decir que podamos hacer lo que nuestra voluntad dicte, sin obligaciones ni responsabilidades. Simplemente, saber que esto que estamos pasando día a día en nuestra única existencia. Valorémosla y hagámosla digna de ser vivida.
Tal vez logremos experimentar lo que sintió el poeta Amado Nervo cuando escribió los versos de “En paz”, donde dejó por escrito su orgullo por haber sido el arquitecto de su propio destino y por haber llegado a sus últimos días con la certeza de que se despedía en paz con la vida, ya que ésta nada le debía.